Intriga extranjera (1956), Sheldon Reynolds Murió José, a las tres de la mañana, en el Hospital, rodeado por un ente que se perdió, que iba a visitar a su esposa. Eso me dijo una vecina. Y agregó que, debido a mi ausencia, a mi poco interés, a mi apatía en sus últimos momentos, fuera a las exequias y a los rituales de su religión. Yo no quiero. Una tarde le comenté a mi amigo que me fui de viaje para no ir a la misa de mi hermano. Eso fue un diciembre. Esto lo escribo en diciembre, si ayuda a alguien o a algo saber el mes (que no la fecha). De todas formas, él se hizo el muerto: le anunciaron la buena nueva: iba a ser padre. Con la impresión forjada a la muchacha, terminó en estado de coma. El único muerto aquí es José. El único muerto de El club fue el padre Lazcano: el abuso de la muerte me fastidia, me revuelve los callos, me aparapeta los melindres. Por eso la religión me socava. Muchas cámaras ardientes, muchos sucesores del Pedro, muchas tradiciones, congregaciones y órdenes....
(Itagüí, Colombia, 2002): licenciado en Literatura y Lengua Castellana (Tecnológico de Antioquia); maestrando en Educación (Universidad Santiago de Cali).