Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de septiembre, 2022

R hermeneuta

Acabábamos de ver Pocilga (Pasolini, 1969). La organizadora prendió la luz y abrió el espacio para conversar. Un hombre, en la primera fila, se ladeó en silencio, reconcentrando las ideas en su movimiento, para compartir su interpretación . En resumidas cuentas, la película es un ataque a las «élites poderosas», a los reyes y a los aristócratas. A los cerdos. Significó las estrellas en la almohada del señor Klotz y el monte lunar como Plutón, el dios del infierno romano, donde se juegan las franquicias, los peores cometidos. No estoy seguro si sudaba, pero el brillo en su melena y en sus brazos peludos resplandecía con él. Desbordaba los ojos, arrancaba una sonrisa y la detenía, volteaba para alcanzar a todo el público. «Yo porque leo desde los dieciocho —tiene cincuenta o menos— y sé mucho sobre la gnosis», dijo. (Las comillas son aproximadas). Mencionó antiguas civilizaciones y ritos malignos. Tomó un libro del bolso — El péndulo de Foucault — y explicó la portada de la edición Bomp

La inquieta

Las Edades y la Muerte , Hans Baldung Grien, 1541 - 1544 . Fortuna veleidosa . Shakespeare: Hamlet   Ni los dones más capaces la encerraron a su gusto: Escipión, los césares, Castillo Armas, Ydígoras Fuentes ni don Tista ( cuya mujer lo abandonó en la vejez por otro fósil con boina ) la dominaron, la encorralaron, se enriquecieron con sus huevos — ahora tan lujosos — . Ninguno la asaltó el Domingo de Trinidad y la hizo suya; ninguno le ofreció un producto — o si logró hacerlo ella no se lo tomó — para que diera su número de tarjeta o el escondite de las llaves de la casa... Lidia la bautizan. Hubo un señor que la aprovechó: erigió un edificio de apartamentos, vivió su robustez y lo mató el coronavirus... La compañera se asoma raras veces al balcón y saluda a quienes siguieron la tragedia. El Opus Dei tuvo mucamas gratis por más de veinte años: les susurraron estudio, empleo, salario, labor divina, resarcimiento mundano general, y ¡vaya a que por lo menos dieran grados superiores en e

Estratagema

Ernest Descals Ella lo empujó hasta la primera mesa de la entrada. Él, mientras tanto y una vez en su puesto (mirando la calle), le alzó la ceja derecha al mesero. Nadie más que él atendía. La mujer se sentó al frente del hombre. — ¿Qué se les ofrece? Dieron un vistazo a la amplitud del espacio, las otras mesas deshabitadas, en su orden metálico y aparentemente limpio, el calor de la manteca para los buñuelos llenando la caja y simulando un refugio. El hombre pensó: « Me trajo sin aporrearme. Avanza » ... Volvió la mirada al mesero y respondió: — Buenos días. Hágame el favor de traerme dos tintos. De los mejores que tenga. — ¿Algo de comer? — lanzó otra pregunta. Con la demora recapacitó de la exigencia que le hicieron: « De los mejores... Bobo » . — No. Muchas gracias. Muy amable. Así está bien –respondió esta vez Eugenia. « Quieren lo mejor de tomar para no comer... » , se retiró el mesero. Mientras, ellos dos retomaron la conversación que dejaron pendiente. Eran las seis y media de

Cómo quedamos de tan quedarnos

Siempre hay alguien detrás de uno y uno detrás de alguien. ___ Publicado en La Revista Inexistente :  « Eco del tiempo »  (CDMX, México), no. 6 (agosto de 2022).

Apuesta sin dueño

La estrella de mar se adhiere a la palma del cartógrafo. Le subimos las medidas a un cuarto y nos pide rebajarles a las triunfantes comisarías de indulgencia. Pide mucho. En este pueblo no hay ratones gordos, porque no los queremos, y los gordos se fueron, porque no les avisamos. ¿Quiere analizar los climas tenues y los sarcófagos abismales de la alcaldía? Retorne diez metros y fragüe un canal de milicias. Cierre las posibles hendiduras. Por ahí se le meten los niños, y los niños no son agradables sino cuando el Festival de la Manigua. Aviéntelos, su señoría, aviéntelos y cruja. Hace innúmero un turista nos invitó a su casa. Fuimos y nos dio de beber. Bebimos los marcos de las bugías, pero sabían a lunes. Sontag nos lo advirtió: él aclara las iniquidades, él se lubrica los permisos y falsea los retenes. Lo hemos observado claramente, muy a la luz de los nocheros. En el atrio suele botar espuma de entre las fauces, y le limpiamos los collares de molusco. Dice que un indio se los regaló

Exposiciones

Dimitar Dilkoff. AFP La atención a la escultura de Francisco riendo al dejar caer un bebé revolotea los medios y las conversaciones de feligreses (a escondidas, por supuesto: si el sacerdote no lo menciona, ¡qué van a opinar ellas dentro del santuario!). Chao tradición , de Pablo Maire, está inspirada en la triple fotografía de Ai Weiwei donde rompe un jarrón de la dinastía Han. El chileno critica a la Iglesia y la pedofilia (acierta al señalar que las grandes —y las pequeñas— instituciones caen desde el interior: ahí podría encontrarse la fórmula del enemigo interno, cuando en verdad ellos son los enemigos de sí) y el chino tildó la «historiografía ideologizada» de los 90 y agregó, irónico: «Mao nos decía que para construir una nueva civilización había que destruir la vieja» (su padre, Ai Quing, fue exiliado por el aseo antiderechista del Partido). Desde Ucrania, en vísperas del Día de la Independencia en plena invasión, se ubicaron tanques oxidados con grúas —como viejos inutiliz