El lápiz más antiguo del mundo (1860), de la colección Faber-Castell |
¡Viva ser el recuerdo de otra generación! ¡Vivan los museos que nos alojan! ¡Viva la nostalgia de unos pocos! ¡Vivan las terquedades compartidas! ¡Vivan los intentos de engordarme y de ponerme a dieta! ¡Vivan los gigantes y los diminutos! ¡Vivan las cartucheras que ocupamos! (Sólo ocupamos, ¡ay…!) ¡Vivan mis colegas verdes, rojos, negros y con síndrome de Gilbert! ¡Viva lo que cobijo! ¡Vivan las bocas que nos aceptan! ¡Vivan los dientes ansiosos! ¡Vivan las papelerías y sus mostradores! ¡Vivan las orejas que nos cargan! ¡Vivan los árboles, mártires de este ocaso proyecto! ¡Viva el grafito y el carbón! ¡Vivan los sacapuntas (plásticos y metálicos, con dos bocas y con una, eléctricos y manuales)! ¡Vivan porque nos dan vida (y nos la quitan)! ¡Y vivamos nosotros! ¡Vivan los lápices partidos a la mitad y sin punta! ¡Viva quien le enternece nuestra música sobre el papel!
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