Acabábamos de ver Pocilga (Pasolini, 1969). La organizadora prendió la luz y abrió el espacio para conversar. Un hombre, en la primera fila, se ladeó en silencio, reconcentrando las ideas en su movimiento, para compartir su interpretación . En resumidas cuentas, la película es un ataque a las «élites poderosas», a los reyes y a los aristócratas. A los cerdos. Significó las estrellas en la almohada del señor Klotz y el monte lunar como Plutón, el dios del infierno romano, donde se juegan las franquicias, los peores cometidos. No estoy seguro si sudaba, pero el brillo en su melena y en sus brazos peludos resplandecía con él. Desbordaba los ojos, arrancaba una sonrisa y la detenía, volteaba para alcanzar a todo el público. «Yo porque leo desde los dieciocho —tiene cincuenta o menos— y sé mucho sobre la gnosis», dijo. (Las comillas son aproximadas). Mencionó antiguas civilizaciones y ritos malignos. Tomó un libro del bolso — El péndulo de Foucault — y explicó la portada de la edición Bomp...
(Itagüí, Colombia, 2002):licenciado en Literatura y Lengua Castellana (Tecnológico de Antioquia); maestrando en Educación (Universidad Santiago de Cali).