Arlequín sentado con fondo rojo, Picasso, 1905 |
«¡Y aquí tenemos a Mine,
nuestro payaso!», anunció el presentador. El delgado payaso corrió por la arena,
se burló de los amantes de las primeras filas, abrazándose a sí mismo, y se
comió la manzana caramelizada de un chiquillo. Después, entrando en su
actuación, le pasaron unas clavas. Primer intento: malo; segundo: peor;
tercero: catastrófico... El público, comprendiendo que el payaso no sabía hacer
malabares, que no estaba fingiendo su inaptitud —porque si tal fuera el caso,
se reiría de que jugasen con su impresión—, le lanzó comida y sombrillas.
Cogiendo una, el presentador cubrió al payaso y lo metió al vestidor: «¿Acaso
se te olvidó lo que has hecho toda tu vida?». A lo que Mine respondió: «Todavía
lo sé con más primor que antes; lo que me pasó es que ni la manzana ni los
abrazos, con tantos años de circo y de funciones, me han surtido el común efecto
que les atribuimos».
Jueves, abril 30 de 2023
El tiempo pasa, nos acostumbramos a todo, incluso lo que antes era suficiente para motivarnos deja de hacerlo. ¿Cómo seguir adelante cuando llegamos a ese punto?
ResponderBorrarSaludos,
J.