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Carta a Luis

Chambrit4s


Itagüí, julio 10 de 2023

 

Luis:

Nuestra conversación de hace un viernes —interrumpiendo el inicio semestral con Spitaletta—, influida por señas de lo invisible —tomemos la terminología de Reiner—, las pocas palabras que me han leído y las últimas escuchas de unos videos sobre taoísmo, mística oriental, las prácticas secretas en el Tíbet y el budismo zen, me afianzó en el contacto de personas cercanas a estas búsquedas. No me volveré un asceta o reprenderé las comodidades de las que me he valido; me acerco a las verdades que desconozco.

A la educación espiritual.

Tú sabes que mi centro es la escritura, Luis. Compárteme tus textos rosacruces y, así, orienta mis averiguaciones.

Hablándote claro: sé mi maestro.

Me dijiste que no era prerrequisito leerse la Biblia. La leeré para realizarme como lector —me faltaría entonces la Ilíada, la Divina comedia, a Quevedo y a Nietzsche—. Pero con la Biblia duermo tranquilo. No por nada el mismo Rilke la tenía de cabecera, acompañada por las obras de un danés.

(El inseparable de Beckett era Alighieri).

Y a gravitar, como Pessoa, en mi lengua

Dame indicios, Luis, y te aseguro que los seguiré. Me apela una alianza, un saber que balbucea por mi falta de atención. Entre los grillos de la noche, rodeando la estancia, algo me dice, me aviva. Sentirse llamado y no moverse, no moverse pero escuchar un sonido, el gesto que convoca. ¡Elevarse, pasar a los misterios, quedar de cabezas y comprender que lo dado era superficial!

 «... quien está dispuesto a todo, quien no cierra la puerta a nada, ni siquiera a lo más enigmático, vivirá la relación con el otro como algo vivo y ahondará en sí mismo.»

Dispongo mis ojos y me doy para ser propicio a los saberes eternos.

Tómame como un reto y yo a ti como a un tutor. Pon a prueba lo que sabes con mis inquietudes. Las estrellas no nos plantarán. La sensación de sentirme atraído, la que jala de la soga amarrada a mi cintura, soga que sale de un arbusto agitado en la noche, la aguantaré... y cederé cuando me prepare por mi cuenta.

Que mi disposición me represente, y que sepa aguantar las dudas y los desiertos.

Las «adormecidas facultades del alma» se extenderán por su reino dado a luz.

Encaminarse no es fácil, pero es grandioso...

 

Alejandro Zapata


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Publicado en delatripa: narrativa y algo más: "Oleajes literarios" (Matamoros, Tamaulipas, México), núm. 72 (julio de 2023): pág. 11.

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