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Para que nadie vea

Farmento de la portada de Milagros Sefair


El campo está despierto alrededor de ti en el cuadro

Najwan Darwish: Elegía de un niño dormido

 

Sobre los escombros de tu casa, niña,

y abrazando un peluche

si es que te enteras que lo abrazas

único muelle entre las rocosidades y los edificios maltrechos

estás.

Fátima Shbair te fotografió en Beir Hanoun, Gaza,

cuando los palestinos reponían sus albergues

intervalo de cese al fuego.

¿Es tu hogar, niña, y son esos edificios

agujereados y escuálidos

los hogares de tus vecinos?

Once días de combate

para una calma

desde la cual divisas

como si hubieras aparecido allí

la devastación que figuras en tu contra.

 

Quién sabe si la niña

cuando abraza al peluche

es al peluche a quien abraza...

O quién sabe si es a alguien más: a quien no ha encontrado.

 

Pero, repito, quién sabe:

todavía nos aturden las bombas que, ¡lástima por ellos!,

no dieron en el blanco...

Y nos aturdirán las próximas,

las que terminarán la misión de pulverizar el cemento

para que nadie abrazando un peluche vea una ciudad moribunda

error de un «vergonzoso» fracaso operacional.

 

Itagüí, febrero 28 de 2023


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Del Paraíso a la Nakba: 75 años de la resistencia Palestina, Buenos Aires, Argentina: Ediciones Solidaridad Pueblos en Lucha de la Internacional de Escritores Insurgentes, 2023.


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Lapso de Rasputín

Luisa Fernanda Oquendo Acosada por la plaga de ratones en la finca, por ver mordiscos disonando los cuadros, las suelas, como tiros diminutos, retaliaciones a la moda de pueblo y a las botas de faena, doña Ana sacó parte de sus ahorros y madrugó a comprarse un minino en un punto agropecuario: uno mono, pequeño, para amaestrarlo a las reglas caseras y a su función entre los vivientes. La trajeron y se metió debajo de la cama, trinchera desde la cual aruñó la mano invasora, la de don Luis, mano que por apretar cemento y martillar edificios sangraba sin notarlo; mano que lo agarró — maquinaria morena — y lo puso frente a su cuidadora. Doña Ana orientó a su hija para dedicarse al crecimiento del gato — ¿y despertarle algún cogollo maternal no vislumbrado en sus quince venires? — : la leche, las amonestaciones, el arenero y la insistencia en el arenero, las alturas probadas, las inyecciones y el puesto de dormida. Rasputín, como lo llamaron, desconocedores del ascendente ocultista ruso, to