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«Un paquete de arepas, una
libra de frijoles, una sal...», se repite Julito el mandado. «Un paquete de
arepas... los frijoles... ¡y un cartón para Azul!»
Azul
es el periquito que le compraron sus papás por sacar buenas notas.
Esta
es la primera salida con él: lo lleva sobre el hombro, como si repitiéndole el
pedido el perico le recordase en orden el mandado.
La
jaula se la heredaron unos vecinos a Azul: donde le pusieron el nido, el
gotero, la bola de calcio y donde piensa agregarle a Azula, vivieron otros
periquitos.
«...sal,
arepas, el cartón... ¡Azul, vamos a pasar la calle, sosténgase duro, agárrese
de mi carne si quiere!»
Hay
fila...
Julito
le murmura a Azul lo que deben pedir.
Y
llega una compañera del salón, madurada biche, peliaplanchada, aromosa, a
meterse delante de él, tirándole el cabello en la cara y poniéndose las mano en
las caderas.
«¡Vélan...!»
Azul está
de espaldas a la compañerita... y se cagó entre el hombro y el pecho feble de
Julito...
«¡Ay...
Azul!», pensó: no se permitiría embravarse delante de ella.
Y Azul
se volvió.
Entonces
Julito, como iluminado por los designios naturales, la excreción de un
periquito, metió la derecha dentro de la camisa, tensó el papirotazo y, medio
agachándose, activó la catapulta e hizo saltar la bola café y blanca de Azul al
cabello bañado, cataratas tersas, cobrizas, de la niña...
De la
calle suena un pito: es el pretendiente.
Como si
nunca tuviera algo qué comprar, como si se metiera porque sí, para retrasar a
Julito, se sale de la fila y recibe de beso al de la moto; y el de la moto «le
chupa trompa y se inicia y le coge la cabeza por detrás, o sea que le restriega
el bollo de Azul en ese pelicabulla... y se pierden picando... ella con ese
sucio ahí y él con eso en los dedos... guácala», le contaría Julito más tarde a
su abuela, cuando le entregó los frijoles y las arepas y puso el cartón de piso
en la jaula, y volvió a salir corriendo, antes que lo mandase a traer la sal,
con el periquito sujeto al desfiladero de su hombro y prometiéndole, con lo que
sobre, ahorrar para Azula.
El
Pedregal, enero 24 de 2023
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