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Los compresores que soplan la burbuja no me permiten escuchar los palmarios sonidos del idioma ni la fluorescencia de una epidermis, sea la de mi hermana o la de mis padres o la de un doctor o la de un curioso; los besos que me envían los recibe un plástico intermediario que les mengua autenticidad; no he pasado sino de unos hospitales a otros hospitales; las fotos y las cintas que he recibido desde que nací las veo como se ve una rata de laboratorio... y yo soy esa rata; solo me han salvado los peluches y los cuadernillos y las orugas y los sombreros que pasaron a esta dimensión; las manos de mis instrumentalistas, o de mis progenitores, pasan por un mismo guante que es como un miembro mío para tocar mi cuerpo, para que entren seguros, si bien soy a quien protegen, a mi estancia, a mi corral, a mi parque: han hecho de este glóbulo presurizado lo posible para, trayendo lo de afuera, no envidiar lo de adentro; y yo he querido saber cómo son las cosas, de quién salen, bajo qué zodiaco esculpen sus simetrías y cómo se llaman y cómo son los que tienen para su bien ser partícipes de un eclipse o encontrar un arcoíris, no en un artículo de enciclopedia, ensamblado a un monte, y no una bata que todo lo que digo lo insume a un cuestionario.

 

San Pío X, marzo 3 de 2024


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Mutaciones, Argentina: Eos Villa, junio de 2024.

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