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Baylor College of Medicine |
Los compresores que soplan la burbuja no me permiten
escuchar los palmarios sonidos del idioma ni la fluorescencia de una epidermis,
sea la de mi hermana o la de mis padres o la de un doctor o la de un curioso;
los besos que me envían los recibe un plástico intermediario que les mengua
autenticidad; no he pasado sino de unos hospitales a otros hospitales; las
fotos y las cintas que he recibido desde que nací las veo como se ve una rata
de laboratorio... y yo soy esa rata; solo me han salvado los peluches y los
cuadernillos y las orugas y los sombreros que pasaron a esta dimensión; las
manos de mis instrumentalistas, o de mis progenitores, pasan por un mismo
guante que es como un miembro mío para tocar mi cuerpo, para que entren seguros,
si bien soy a quien protegen, a mi estancia, a mi corral, a mi parque: han
hecho de este glóbulo presurizado lo posible para, trayendo lo de afuera, no
envidiar lo de adentro; y yo he querido saber cómo son las cosas, de quién
salen, bajo qué zodiaco esculpen sus simetrías y cómo se llaman y cómo son los
que tienen para su bien ser partícipes de un eclipse o encontrar un arcoíris, no
en un artículo de enciclopedia, ensamblado a un monte, y no una bata que todo lo
que digo lo insume a un cuestionario.
San
Pío X, marzo 3 de 2024
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