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Sliman Mansour |
Cólmalos de abucheos, tírales a la entrada del palacio la
puerca ruptura de sus intenciones; que sepan a dónde ha llegado su juego de
vinos y trajes copia de hombre, de la tentada atmósfera consular llena de
guiños entre reposo y negociación. Lánzales el cardo, ponles un letrero que les
delate el disfraz, la angustiada forma que convence al gremio de sátrapas y
comerciantes de quinta. Remarca sus desatinos, la gloria con que se empavonan,
y límpiate con el trapo que esconden las suciedades que no ha ocultado el hotel
ni avisaron las mucamas, pues clara ha de ser la injusticia, porque de otro
modo se comerá veneno igual de confiado que tomando leche. No caigas, hermano,
en la maniobra, en los propósitos que confiscan el agualluvia y detienen
infantes por rocas; combátelos y sé fiel a las hombreras y a los tricornios, a
las botas y a las solapas, al latido que no mengua porque pasas la cordillera y
te sientes en función de iniciar los confines, semejante a la gloria tucumana o
al pañuelo al cuello y al ala ancha del nicaragüense, objetivos que te han de
usurpar las flojeras por vientos en cuanto pueblo hermano sepas que el olivo es
asediado por maquinarias que habrás de romper como último fin de la causa.
Ondea con los alzados, da a la clase un aliento más, ten con los tuyos la
comida propia, el retorno de los sabores y la copla entonada a quienes por ti
apremiaron el cañón en ondas que alcanzan para tus hijos y la herencia llegada
desde la tierra que les pertenece a los callejones iluminados de un café, al
estudio de un amanuense con barbas consagradas a recordar al guerrero y a
trazarles a los custodios del saber las ayudas que posibilitan la resurrección
de infamias, el renuevo de malestares ya clausurados. Pórtate como si le dieras
cuentas al mejor de los difuntos. Así lograrás una máxima que, en los momentos
de entrega, no podrá zafarse de un corazón que ha jurado aliarse con el tiempo
que le dio la vida, con las masacres de las que saliste a recomponer con brazo
y estrategia los compromisos que un general ha colmado de encinas y lotos
urgidos de un avance que los haga surgir.
El Pedregal,
noviembre 4 de 2024
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Entre Paréntesis, Santiago de Chile, núm. 119, noviembre de 2024
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