The Olive Tree, Ismail Shammout, 2005 |
Barre la prisa
anteponiendo soles al corazón del oriente; o rechaza las cataduras malgastadas,
el río no cruzado en hélices de territorio. Los mantos han ocultado la
resistencia, y bajo ellos se mueven hasta dar con el visor que destella su
cobardía; y hacen lo justo: rechazan el muestrario, lo bajan de la torre, hacen
de él compromiso de gentes alzadas. Porque la coladera habrá de sintetizar adagios;
el cielo se ha de comprometer con algún gentilicio; las aguas parten ya de la
zona más árida del pecho que fenece. No hay que preguntar formas sino el golpe
encauzado al diente flojo, a las carnazas magulladas del tirano en silla de
espetones; y devolverlo a la marea en forma de papel, de tinta que no figure
ninguno de sus contenidos, que sea blasfemia para su hechura y no dictamen a
las altas cortes y mandos, también lelos en mar, a otro, en la nave desnuda.
Desde allí, tamborileando con sus vientres la zozobra y el cortejo, serán
rescatados por un sol inhábil de prometer albedrío ni cadena, y terminarán
lamiéndose las llagas para embolatar los codos, siendo imposible moverse en la
cintura del caído, del pisoteado por quien hace poco se dirigió a él como gran
teniente, generalísimo ulterior, concha de nácar de los pueblos que
conquistaron en alguna página reescrita por los doctores de la universidad a
pedazos; ordenan el archivo, escriben brincándoles el verso de Marwan en la
cabecera, y tiran a los puercos a restregarse en cuanto velaban. Son los
restauradores, el germen que se abastece de su antigua miseria, la derrota
alzándose con el fusil y disparando a olas que apartan lo sucio, los ministros
que desisten pero ya se inscribieron, las miradas ocultas que en un momento alabaron
la amenaza, como si ese brillo fuera la única razón para abrir sus ojos,
decisiones del acomodado, rey conquistador por su cuenta a nombre del dólar y
la pureza que en algún pasaje ha de ocultar al mesías por una versión menor, de
libre reparto en los círculos que cambian fábricas por buhardillas.
El Pedregal,
noviembre 2 de 2024
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