El Palco, María Bonomi, 1962 |
Mosquitos
rondan neumáticos. Auguro la consumación de los gladiolos a mis guardas abandonados
en el sótano de la finca donde un padre asfixió al abuelo. Mis colegas en
inteligencia repartirán, uno a uno, la cabeza del amigo desertor. Le diremos al
fiel que lo tire a la porqueriza. Así ¿quién teme en nosotros? El abrigo se
enredó en las babas de un comandante: ha de nombrar la activación y traspasar
por Quindío las terminaciones de la cántica gira boliviana. El ron se gastó en abrir
el pus de los profesionistas atascados en el panel sobre potestad de bicéfalas
codornices; y aquí tienen el céntimo que ha de prometer la ingratitud del
cascote. Lo que es letra se pasa a tumulto y un grano es la epistemología que
vino de omitir proyectos flojos y comerse un hígado encebollado. A pesar de las
carreras, expuso montada en un centurión y terminó zafándose la compostura: los
mecatos se repartieron: fiera espaciosa, décimo camarada al corriente del
grupo: el magnicidio reelabora la pólvora. Si vieses el condominio de la
alteza, la peregrinación del corcho, la tarima ausente, los tres lirios
sancochados en la tacita, estarías de acuerdo con homologarnos. Pero no
interesas a la gallada: las leyes que vencen darán por sentado un martillo y el
calibre para contumeriar a quienes aceptaron el sensor y las rigideces braceras:
bólidos estacionados en el chasis de la arista como desafiándose el medallón
alegórico.
El Pedregal, septiembre 20 de 2024
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Revista Literaria Óbolo. La Barca hacia las Letras, San Pablo de Buceite, España, año III, núm. 8, otoño de 2024
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