Ir al contenido principal

El líquido

Grayscale Media, 2024


Nuestras bocas están igual de secas que los grifos, expectantes de un chorro que ascienda con la presión suficiente para rellenar la tubería, ya que el pozo que tenemos no podemos usarlo, y sorprender los tarros y los bidones vacíos con un tanto de agua que sirva para las ollas y una que otra herida resecando la pierna. Es de noche y el pequeño se acurruca frente a la llave, invocando el agua, atrayéndola, absorbiendo la corriente en donde sea que languidezca, tan lejos de las lonas y las telas regadas, colapsando la capacidad del refugio, las bocas que puede alimentar el número que estaba planeado, bebida por la premura de otra parte: del muro para allá, donde la tecnología de riego avanzado y la agricultura de precisión no es demolida, y aguardan el fruto mas no el simple líquido, la gota que nos podría endulzar la lengua, esponjar un poco la resquebradura; se imagina yendo a gatas por el tubo, girando con las circulaciones de la distancia y escalando la parte final, donde lo apuntan con un fusil de asalto, le confiscan la botella, «arma cortopunzante», «bomba artesanal», y se desliza como un bulto, sin fuerza que lo devuelva al campamento, piedra que detendrá el chorro nunca ha de  surgir.

 

El Pedregal, enero 20 de 2025


___

Bitácora del Pequod, «Agua», México,  vol. 2, febrero de 2025

Comentarios

Entradas más populares de este blog

«Del Paraíso a la Nakba: 75 años de la resistencia Palestina»

Volante Presentación enmarcada en la iniciativa española "Poesía por Palestina. Versos contra el genocidio" del 20 de enero (enero 21 de 2024).

Para que nadie vea

Farmento de la portada de Milagros Sefair El campo está despierto alrededor de ti en el cuadro Najwan Darwish: Elegía de un niño dormido   Sobre los escombros de tu casa, niña, y abrazando un peluche — si es que te enteras que lo abrazas único muelle entre las rocosidades y los edificios maltrechos — estás. Fátima Shbair te fotografió en Beir Hanoun, Gaza, cuando los palestinos reponían sus albergues intervalo de cese al fuego. ¿Es tu hogar, niña, y son esos edificios agujereados y escuálidos los hogares de tus vecinos? Once días de combate para una calma desde la cual divisas como si hubieras aparecido allí la devastación que figuras en tu contra.   Quién sabe si la niña cuando abraza al peluche es al peluche a quien abraza... O quién sabe si es a alguien más: a quien no ha encontrado.   Pero, repito, quién sabe: todavía nos aturden las bombas que, ¡lástima por ellos !, no dieron en el blanco... Y nos aturdirán las ...

Diez; seis y veinte

Alejandro Zapata Espinosa, 2024 Audio La Santísima Trinidad concluye los rosarios que ve la doña antes de que le coja la noche viendo capos libres por un tiempo gracias a sapear alias y rutas. Su disposición no acata el orden. Fue colocada ahí para mirar a la cama y protegerla de todo mal y peligro. Ese blanco en el balcón, que antes de ser volteado ofrecía la cara de dos candidaturas a concejales, manillas y cadenas de San Benito, cubre las matas de una anciana, si aún conservan algo de matas esos rastrojos, y un uniforme sucio, por si llueve o, más bien, por si un viento lo tira a la calle: porque les ha pasado, y no por servir al partido cuyo presidente desplegó renuncia al Directorio Nacional, aceptaron la valla. En el poste, el de las dos orejas candongas, se suben, en escaleras de mano, traída por ellos o prestada al que enchapa el frontispicio de un spa de uñas, o en el techo de un furgón, a arreglar conexiones y a anotar en papelitos y a gritarle, el chocoano comedor de espina...