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Yasmín de La Verde

Composición, Joaquín Torres-García, 1931


A Guillermo Zuluaga

 

Vieras tú la estampilla, el acordeón sorteado

al séquito de bruces a la mesa redonda, chueca,

y la tirante seriedad de un clavelito con poses de buey

en el muro, barra de nalgas y maniquís mancos pero esbeltos;

si vieras que no me miró el porvenir turboso, las falanges

regidas por trópicos olor a manzana dulce de celo.

Ni el campante espolón abrió mella en ese odre capaz

ni las invitaciones le valieron, amada, para recibir un litro y tomárselo

por los abultados recipiendarios, jefes de chequeras,

gastos pobres, hirsutos en su mayoría.

Más valiera retirarme a delinearla con cera de oración

en el nochero donde invento sus iniciales y las diseco,

donde pasan tarántulas resecadas a departir la suerte

del comer ya borrascoso en miga y plato.

Ella es carcajada que se explora atajando el cordel

lanzado a la furia al soporte cumbo,

a la receta en forma de pasacalle

vínculo de cavidad anoftálmica sin nativo.

Diré numen con dos alfiles y un ardid

que esculpe a desprecio todo cuanto imanta:

las luciérnagas cortas de gasolina y las chapolas

que un día fueron estatua vacante

y hoy se deducen del piedrerío que abre viejo raspón,

de la mezcla antiséptica de sobremesa: balines achapados

y hemisferios sin zarzal ni monte ni rabos de ají ni patasolas.

 

El Pedregal, junio 28 de 2024


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La silla vacía, Rosario, Argentina: Laia Editora: «Antologías Hispánicas», vol. 11, agosto de 2024

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