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Mostrando las entradas de mayo, 2025

Nueve haikus

Alejandro Zapata Espinosa, 2025 El vallenato se expande por la loma. Bajan canastas.   Riega el jardín un amigo del cole. Un buen padrastro.   Sol ennubado. La humedad de la noche infla las caras.   El Pedregal, abril 6 de 2025   Otro verano... Los gladiolos no esperan a fallecidos.   Las margaritas en el zaguán de Adela son para Carlos.   La margarita robada a Leonor monta tu oreja.   El Pedregal, abril 22 de 2025   Crece una palma, a solas, en el monte. Que no la vean.   Por la ventana los intrusos alados me dan alcance.   El abejorro choca contra las ramas. Muevo una: libre...   El Pedregal, mayo 9 de 2025 ___ Elipsis , Matamoros, México, mayo 22 de 2025.

Hacia Las Cruces

Alejandro Zapata Espinosa, 2024 Es rastrojo y no matorral. Si se aparece una serpiente no la mato; me da miedo y la dejo que siga. ¿Para qué cortarle la cabeza si al guardármela en el bolsillo me va a morder de todos modos? Y la cola, en una rama, ¿no va a ser el apoyo de un primerizo en lides resbaladizas y botas grandes? Olor a guayabas, sin haberlas, y frío en la punta de la nariz que gotea sal: venir a purificarme con entre lo tomado y las sendas empantanadas. Mi monasterio benedictino, mi rezo hecho de manotazos y caídas; sube y tendrás el claro esperando que salga el sol y aplaque el humo de la ladrillera. Chamizos, palos de café musgosos, troncos macheteados: el que abre no mira para atrás, así sea para reírse del paso resbaloso o del encarte con el tarro. De la manga floreciente, donde muy metido el viejo revisa sus eras aguadas, reconozco lo claro; pero al alcance tengo la rama quebradiza, el correr de tierra, el mango del machete tocándome como pidiendo entrar a mi costado, d...

La causa desmorono

Catártica , 2025 Trata de escuchar la vena que revienta. Otra la ha tocado y ha dicho: «Al parecer duele». Y no es mentira, duele un poco que el alfiler no la traspase y deshaga el bullicio. Si estuvieras le darías uno de los palmetazos que te das en los muslos cuando el plan se trunca. En esos casos me alivio de sabernos en la desgracia, y recuerdo que eres la acumulación de lo ingrato, y vuelvo al partirme en dos y gritar a las cidras regadas. Pero no oyes; por eso intento explotar el costado de la nuca y mandar a la pared que odias, angelillo de mármol, la densa capa que comprime. «¡Si a lo menos gritara, gimiera, me quejara y bramara con mi espectral garganta!», pero ni eso ni los encuentros, que se tornan escasos, ni la lenta llamada a lo que no viene. Terminamos quitándole reflejo a los descreídos; tú con ese mirar de reojo a las criaturas que nada malo hacen, yo con mi recogida llama. Tanto para darle palabras a la angustia; la vez en el circo, la otra en el puente y donde los c...

Iván Cáceres o el sueño performático (II)

Nube , 2016 6 . ¿La psicoarquitectura va trazando un mapa en ampliación o es el foco en las zonas oscuras de los lugares?   Lamentablemente, siempre digo que soy arquitecto y me gusta medirlo todo, y pienso que cada espacio es medible en el sentido de, medible digamos en sus sensaciones, en su forma de lanzarte información, ya sea como elementos que también succionan energía, la almacenan, y van soltando de a poco por la sobrecarga que también ellos sienten, bueno, estos espacios; y los espacios pueden ser no solamente cuatro paredes, un techo, no; espacios pueden ser piedras, puede ser un vacío, puede ser un animal o una planta, y esto se manifiesta de diferentes formas, y cuando uno se da cuenta e ingresa a estos espacios y te hacen ingresar a estos sueños, te hacen ingresar a estos mundos, lo primero que uno se da cuenta, como decía al principio, es que ya no tienes el cuerpo que tienes acá, en este mundo «real». Entonces supe ese instante que, por ejemplo, me hacía preguntas c...

Al contingente

Madre campesina , David Alfaro Siqueiros, 1962 El ejemplo nos ha zafado: de mirar a lontananza perdimos la forma en la que nos entendía. Y con el tiempo y las discusiones la orfandad nos tiene de primeras. Pero no hemos perdido tanto como para desafiar la carga, como para entregarnos a una noche de ligeros relámpagos en la cerviz. Hará falta una recompensa, mínima, por lo que hemos dejado a un lado, esas cargas tenues que suelen llamarse paciencia y anhelo. Demos, así no tengamos cómo, un paso adelante por cuando la gloria no humillaba los recuerdos y no nos hacía creer que valíamos para alcanzarla, indignos, embuchando de ilusiones lo intangible. Con la paz que se acerca, ahora sí, nos daremos la mano y diremos madre e hijo al igual que luz, portones, mañanas claras y terco aguacero. Porque hemos de airear la displicencia y entendernos como dos trocitos carentes de conjunto, dos figuras parcas mandadas a retocar los deslices cometidos, limpiando el sebo que otros fingieron regar a nue...

Invitación al acaso

Carl Raw, 2018 Las fichas que ganarán, jugador, las esconde el ojo de la propina; hazte el único, el contencioso cuyo premio sea la alhaja ilusoria en giratorio pulirse. Ten la fortuna de arrancar los dados, posición de trinchete con las manijas, y alegra la comparsa, llévala, que en ti perdieron los trucos, el manoteo a los bajos del permiso. Nadie, jugador, irá a sacarte del « universo todo » ni servirás de consejo a las patadas que en ti sufren el castigo y el desgaste, la incinerada caricia de los astros, el gemir de un tono que infló el suspiro, las franjas del gancho que se intensifican por cebos de caramelo, por sales condimentando falsos atados. Muerde duro y sorbe tu propia onda; hunde el ojal en la ruleta, pierde contento de los frugales.   El Pedregal, diciembre 27 de 2024 ___ Letra Cero , « Casinos y apuestas » , Metepec, México: Musas Muerta Consejo Editorial y Punto y Final Ediciones, febrero de 2025