![]() |
Paisaje de Martinica, Paul Gauguin, 1887 |
La siembra, que no ha empezado, permite abrigarse en las
decisiones, en el silabeo que dura hasta los treinta y se restituye décadas
después. Aún el sendero persiste, se desfleca, da figura a la manía que en
ratos de compensación deberá proveerse.
Sí, no era la firmeza temprana, el cogote arrimado, sino
la desnudez en invierno, el humo secando las cigarras al borde del catre. La
puerta, la pared mojada, el divorcio de lo que proponía, candado y gramo,
asentarse sin haberle correspondido a la porción de viaje, estornudo y
trinchera.
En busca, en procesión y en decadencia al lugar, al sitio
elegido, quizá inevitable o no imaginado, proceso que necesita de la sangre en
fuga para dar contorno e iluminar sus restos, imagen no afeitada, sin almizcle
ni polvos, teniéndose en espera por el elegido o los circundantes. Nombrarlo y
pensar en él para que vivan sus desentendidos, sus colapsos rutinarios, la
venda y el mecanismo fósil.
«No quiero ligaduras de astro ni de viento / Ligaduras de
luna buenas son para el mar y las mujeres», para regocijo de entendidos y
clausuras; el barco de paloma en cenit, las intermediaciones hacia lo
descifrado, mención de aires y catapultas, lenta pérdida del contoneo que
recupera aire entendiéndose con extraños, hijos de un racimo y de uvas maduras,
consistencia de saberse apetito mas no recodo. Para los unos, la urgencia de
las obligaciones; para la madre, la seguridad de la pólvora; y a los silentes,
una carcajada a medio sueño, contra las ternuras de algodón por frialdades de
tabla.
Y sin quejumbre, solo el rescoldo soplando su propio
tibio, la serpiente llenándose con una liana angulosa, que grita y pide socorro
a un verde que desde ya la reclama: fruto colgante, marea perdida, ración para que
los otros se asienten, corten las maderas y se hagan sus mecedoras; para el
contento la repetición es suficiente, y los días pronunciados y las fechas
amarradas, cuando no el hambre a deshora, el malentendido y la pisada al
calloso; para unos el horario, el apellido y la empresa, que los otros son
gente con tabaco y charlas que bauticen, prolongación y comentario: La Caída
vive en otro alcalde, si en el negocio hay parva y botellones y limón entonces
es amigo, el accidente es prueba de que una vez más, entre todos, hay algo por
hacer, no nos han cerrado la entrada y viniendo del baño a las sillas surgirá un
papelito.
Notando el sustratum,
¿no enriquecerá sus alternativas valiéndose de tierras y campamentos, llevándose
como cantimplora a los labios grises? Atraer a sí, al núcleo, la fluorescencia
cercana, el pálpito enemigo y los rescates a medianoche. Tener una patria que
reciba el plato ofrecido, y agradecer con todos los que la inundan, calañas y
gentiles, y cebarlos de a bocado.
El Pedregal,
junio de 2025
___
Entre Paréntesis, Santiago de Chile, núm. 126, junio de 2025
Comentarios
Publicar un comentario