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Minilibros de Sonora, 2025 |
Son las siete y media del veintiuno de febrero; allá es
veintidós. Estoy con la cortina cerrada: llovió un poco antes de las seis,
escampó, volvió a llover y a escampar. Ya me hice chorizo de pollo con arepa, aguadulce
y dos tostadas. Acabé la aguadulce esperando que iniciara el encuentro, pero un
compañero se fijó en el cronograma: empezamos módulo el lunes con otra
profesora.
La monjita preguntó por ustedes.
—¿Y la mamá cómo va?
—Ahí; lo mismo...
Y ella y todos los que preguntan saben qué es lo mismo:
lo que ustedes repiten en la isla.
Hasta se me hace innecesario responderles; me desquito
cuando me dicen que les mande saludos. Como que se les perdió el contacto o no
les llegan los mensajes o le escriben al celular que se les dañó...
La razón de la abuela, el no querer volver, a este paso,
la suscribo.
Gallina está cargando adobes hasta las cañas de don
Jesús; ahí las descarga y Miro culmina el tramo donde el señor que le organizó
los quince a Camila. También pregunta por ustedes, «Papi, ¿y la mamá?», y repite la pregunta no para que responda; le digo que
bien y sigue andando como un tronco, moviendo el cuerpo según dónde mire la
cabeza. Ahora le iba a dar agua o gaseosa, por los almuerzos que le servía
mamita primero que a mamá, y me dijo que ya había almorzado.
—Tranquilo niño. Tranquilo. Ya almorcé papi, tranquilo.
Me saluda a la mamá; me le manda saludes. Tranquilo...
Esa es la persona que, dentro de su supuesta locura, más
las tiene presente.
De resto no hay con qué hacer un caldo.
Yo no les mando fotos seguidas porque se me llena la
memoria. Además, si fuera por ustedes, les tendría que enviar del desorden que
tengo aquí, de los trabajos en los apartamentos, de eso se encargan los
oficiales por horas si es que no se les dañó el enchufe del cargador, y de la
gente que pasa, los de siempre y los de hace poco, todo ese reparto secundario
que saca a sus perros o carga bolsas medio llenas.
Saber que esto ya no importa a Ruth, la actualizada en
tempestades en Bello, choques en Sabaneta y tractomulas quemadas en Barrancabermeja,
y que desearía tampoco verme inmiscuido en tales sucesos, repeticiones desde
los catorce.
Pero Dios nos acompaña: el lunes fui a la iglesia, entré
por el Jesús acostado, y, como mamá en la capilla donde le robaron la cartera,
muy bonita arrodillándose sin precauciones, di gracias por darnos aguante. No
creo que vivamos bajo un mismo techo, que pensemos en buñuelos y empanadas por
la mañana. Si algo hemos aprendido, o nos tocó aprender, es que eso se acabó, y
lo que nos toca ahora es adelantar el pecho hasta que se abra por desgaste.
No veo otra opción, y si la hay ya las cosas se
encargarán de presentárnosla. Como se nos vino el lugar que ocupamos en cada
país. Entiéndanme, pero al menos ustedes pueden juagarse en el Mediterráneo; yo
quiero irme al Cauca, a donde un conocido de estos días, y alejarme de las
voces y del viento que no duele.
En caso de llevar a Ana, y de que se les abra el camino
para empezar de nuevo, me quedo lo suficiente para recordarles lo que he sido.
Y volveré a dar un paso grande, así sea para saltar un charquito de pueblo, en
la distancia. Contentémonos con la prueba y los sueños compartidos, el crecer
juntos y la música de las fiestas donde se atendían pegajosos.
Y con uno que otro mensaje por la salud.
Por ahora, que la muerte no nos busque.
Me despido: van a ser las nueve: el cansancio que las
aplaca debiera cerrarme los ojos, pero quizá tenga cosas por hacer, o haga como
si las tuviera, hasta ir a la cama. Olvidé contarles que Sofía está grosera y
juiciosa, vigilando al papá, y que sale menos desde que le ajustamos para la
panela que no le corre los juegos de antes. Sigan mandando fotos. Esa donde
están las tres pedregaleñas arregladas, aunque no la mande a plastificar y lo
más seguro es que la borre, será un lindo recuerdo para quien se interese por
nosotros, es decir para cuando nos pique la nostalgia.
(Para la madre: «Chascosita» de Kamac
Pacha Inti).
El Pedregal, febrero de 2025
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Pasos que hacen caminos. Antología sobre la migración, Hermosillo, México: Minilibros de Sonora, mayo de 2025
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