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Otraparte, 2024 |
Hace siete días escuchábamos a Rodrigo, en chanclas, sudadera,
buzo y gorro, lejos del traje y el cuello cerrado de alguien con una monografía
«sobre la geometría elemental en el Chelsea College de la
Universidad de Londres» y «reseñador de libros para el Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República», como reza la solapa, hablar de que el mundo se dividía
entre conformes e inconformes, dando sus últimos autos de fe con la moderación
del profesor lloroso, enterado de lo que se venía. Compré el libro, hice fila «de confesión», le dije y sacó la lengua, lo firmó con el lapicero
prestado de tinta mojada y escribió lo que a todos (comparamos la dedicatoria)
el trece de marzo de dos mil veinticinco: «A Alejandro, esta travesía por el matorral. Con afecto,
Rodrigo». Y, para calmarle la lloradera al moderador, leí: «A Alejandro, este travesti en el matorral». Al irnos lo vimos bajando apoyado en la mano de un
compañero; logré despedirme y medió alzó la cabeza, y continuamos el taller
donde siempre: hicimos chistes, recordamos la gravedad de los últimos momentos
y dejamos así la cosa.
El diecinueve de la otra semana una compañera envió la
noticia de la editorial y todos a recordarlo. Cogí el libro, leí páginas
salteadas, como desde que lo dejé cerca a la mesa, bregando no sapotearlo para
leerlo en el taller, y di con este réquiem de un gallo a su propio adiós: «... no todo está
perdido, mis queridos viejos y viejas que madrugáis conmigo, la vida es
posible, oíd, mis amadas gallinas de todos los corrales y mis queridas
lombrices que nos alimentáis, he aquí un nuevo día, un nuevo sol, una nueva
mañana, un nuevo canto... un nuevo aliento y una nueva esperanza, despertad, o
seguid durmiendo, igual de todos modos oiréis mi canto emplumado que vuela
lejos hasta más allá de los confines del inalcanzable espacio».
El
Pedregal, abril 5 de 2025
Cuárta órbita: haikús y ficciones. Antología de aniversario, México: Cósmica Fanzine, 1° de julio de 2025
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