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Kaddish, Mauricio Lasansky, 1975 |
Fui a llevarle de regalo tres
chocolates de otro regalo que no le importaba a su remitente. Había dicho, en
semana, que fuera a almorzar para el Día. Y ahí estaba yo, viendo la
advertencia de no señal y esperando que sirviera, sobando a la perrita, más
interesada en los arroces de sobrado que en mis intentos de entretenerla. Comí
solo, lavé los platos y me senté al borde de la cama a ver el televisor a
oscuras, la perra jugueteando entre sus piernas acostadas y mi voz que le
recordaba la pelota bajo la cama. Estuvimos así, contando las exhalaciones,
repasando los marcos y pensando qué hacer ahora, con una tarde adelante y sin
pretensiones de alargarla fingiendo lo que desconocíamos. Afuera, el sol
calentaba el musgo de las escalas y traía fugaces risas de niños engominados,
fugaces; nada nos alentaba a estar juntos, a no ser el silencio que nos
separaba de la incomprensión. La perra fue a tomar agua, y con ella nosotros, a
que mease.
Tres chocolates
para el padre solito.
Casa apagada.
El Pedregal, junio 15 de 2025
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La senda del haiku, «LXXXI Reto de haiku: Día del Padre», Sevilla, España, junio 15 de 2025
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