delatripa , 2025 A eso de las cinco empezó todo: Í pasó, con ropa de trabajo, por la casa de L diciéndole que sí, que el patrón iba a retirar y él le traía lo del señor. Í fue hacia adentro y L, desde las escalas del apartamento de la madre, se pasó a vivir hace una o dos semanas, le decía: —¡Si quieres a las buenas, a las buenas hablamos, pero si no ya sabe...! Media hora después, Í, ya cambiado, volvió a silbar. El hijo salió en bola, bajó las escalas y se despedía de la madre: —¡Mami chao! —¿Te vas a ir en cuero, idiota! —respondió L. Í lo besaba, lo cargaba, mostrándolo a sus amistades, y lo mecía; L bajó con ropa y zapatos, le dijo que si se lo iba a llevar era para cuidarlo en serio y, poniéndole los pantalones, lo subió a la fuerza. Quedaron en verse más tarde. Las diez u once: ya había sacado a la perra, me hice de comer, leí los salmos infinitos y me acosté a pasar revista a las emisoras del teléfono, costumbre de hace poco: le cogí cariño porque la primera vez di con « Lo tuy...
(Itagüí, Colombia, 2002): licenciado en Literatura y Lengua Castellana (Tecnológico de Antioquia); maestrando en Educación (Universidad Santiago de Cali).