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Mostrando las entradas de noviembre, 2024

El inicio

Alejandro Zapata Espinosa, 2024 Saludamos con afecto el primer número de la revista Hojas de Sexto Tres , construida en su conjunto durante los talleres aplicados en el grado sexto tres de la I. E. Federico Ozanam (Medellín). Estos talleres empezaban cuando terminaba la tarde, y el horario escolar, y se daba inicio a la noche. Su objetivo era desarrollar las literacidades con los y las alumnas, es decir, que escribieran desde sus saberes y pensando en compartirlos con otros. Y qué mejor forma de compartir los escritos, las ilustraciones y las fotos que juntarlas en una revista donde la colaboración de uno en uno va formando el volumen completo. En este lugar se inicia, para los estudiantes, el camino a la escritura creativa y al campo literario, y para el docente, el preámbulo a la investigación-creación. Vale la pena considerar que la revista es producto del trabajo de grado Literacidad a partir de una revista literaria digital escolar , asesorado en su último semestre por Jair Herna...

Horas extra

J. David Ake Acabada la reunión de directivos, cerró el portátil, se quitó la camisa y fue al balcón a estirarse: en la torre de enfrente, un viejo paralítico señalaba la luna; él se volvió, se sentó en la baranda y abrió los brazos al satélite que lo abducía.   El Pedregal, noviembre 21 de 2024 ___ Historias a la Luna , II Certamen de Microrrelatos Luna Llena , España: Luna Llena Correcciones, noviembre 26 de 2024

Seis poemas

Sitio Andino , 2015 No estuve ahí para oírte jurar que me odiabas. Estuve en tu odio, destendiendo las colchas en las que amanecerías recordándome como tu único y ya imposible apego.   Itagüí, septiembre de 2022   ***   Fons et origo   Lecho maternal. Sabia mediadora e inconsciente poder con el que hago azul con el que nace en mí como piernas que encierran piernas.   Hago azul de principio a fin y del fin a un principio venidero. En todo caso es la vida manteniéndose: «Si se le abre camino, discurre por él».   El Pedregal, octubre de 2022   ***   Matrioska   A don Ramiro   la rana toro columbra su futuro (negándolo o quitándole importancia) mientras se come el cuerpo de un ratón que desde las babosidades interiores se proyecta en la cabeza en los ojos en la nariz en los bigotes   en el abono   El Pedregal, noviembre de 2022   ***   mariposa que bebes lágrimas de tortuga ¡ilústrame cómo una invasión puede ser tan magní...

Viva solicitud

Lluvia de verano , Tayseer Barakat, 2020 Adelántate a los restos de tu bohío, de la ciudad enmascarada, del muelle cómplice y divisor de las cortezas; cuéntale al diablo cómo el deseo predestinó la holgura mercurial que compromete escultores y legionarios de brocha gorda, haz un panorama de la fundición, descríbelo como si fuese entendible para el manco que dispara en camisilla: el sudor debido juagándose con el lodo catastral, las terrazas con sus amadores y sus cafeteras y sus ediciones tachadas y un collar que no alcanzó a sentar su hongo en un cuello al piso, las paredes sin plancha ahora sin columna, el difuso arrendador cogiendo empresa y horario los sábados, la cachona reduciendo sus flacos y quedándose con uno, que manda a mercar, a hacer milagros hegelianos en explanadas de aburraes, o el general mandado al Cauca y la muchacha encartada con una hija anhelando el brazo del esposo, los tanques, laboratorios para el procesamiento de dengue, tirados a patada por el volado, las ele...

«Sigue lloviendo...»

Sigue lloviendo... Y el lomo de la mula chorrea impasible. El Pedregal, noviembre 14 de 2024 ___ La senda del haiku , «VII Reto de versos perdidos», Sevilla, España, noviembre 20 de 2024

A los posibles

Sliman Mansour Cólmalos de abucheos, tírales a la entrada del palacio la puerca ruptura de sus intenciones; que sepan a dónde ha llegado su juego de vinos y trajes copia de hombre, de la tentada atmósfera consular llena de guiños entre reposo y negociación. Lánzales el cardo, ponles un letrero que les delate el disfraz, la angustiada forma que convence al gremio de sátrapas y comerciantes de quinta. Remarca sus desatinos, la gloria con que se empavonan, y límpiate con el trapo que esconden las suciedades que no ha ocultado el hotel ni avisaron las mucamas, pues clara ha de ser la injusticia, porque de otro modo se comerá veneno igual de confiado que tomando leche. No caigas, hermano, en la maniobra, en los propósitos que confiscan el agualluvia y detienen infantes por rocas; combátelos y sé fiel a las hombreras y a los tricornios, a las botas y a las solapas, al latido que no mengua porque pasas la cordillera y te sientes en función de iniciar los confines, semejante a la gloria tucuma...

Aro al espejo

Two Figures in a Landscape , Willem de Kooning, 1967 Incorpora el sorbo de la mariposa que atrae alrededores y confisca un dulce palomeo en las cabelleras del agosto mandado a cicatrizar los prodigios de la misiva al cardenal amputado con alfileres que una noche abrieron la luna reflejada en la inmediatez del círculo que optó por una barriga para apropiarse y sacralizar los calderos donde rebota el maullido de los consejeros suma de yerbajos que tienen por función enaltecer los jaeces insinuados por la niñez que con unas cartas supo la línea donde viajan los ídolos que nombre tendrán.   El Pedregal, octubre 6 de 2024 ___ Poemas y relatos de primavera , Ciudad de Mendoza, Argentina: La Retórica Ediciones, octubre de 2024

«Praeco», «Directriz» y «Plato fuerte»

Rafael Margalé Praeco   Sé que habrá conocidos del lado de la muerte que nos anuncien cómo anda ella por su casa *** Directriz   Fin del tiempo de almuerzo. « Puede irse: hoy tendremos jornada institucional en el coliseo » , le avisó su ficha en coordinación. Y enseguida, faltando diez minutos para las dos: « ¡Devuélvase! Nos cancelaron los periodistas. Clase normal. » « Clase normal... » , repitió traicionada. Los pondría a leer un documento en grupos, con posibilidad de salir del salón — para no decepcionarlos de mucho por lo coliseo — ; luego les pediría responder unas preguntas — que prepararía mientras leyesen — y, para finalizar, compartirían los hallazgos en mesa redonda. Así no sentirían las cuatro horas, contando el descanso de cuarenta minutos. La profesora empacó su portátil, su termo, su coca y su cartuchera en el bolso, abriendo espacio a las hojas multiplicadas de los parciales. Se dispuso a almorzar en un santiamén, reposar un ratico y a pasar la nota de los ex...

Pesadilla

Hora de bareteros en el portón del restaurante diocesano, el que lleva sus décadas siendo duración nutricia de colegiales. Prendemos y compartimos el humo, lo mandamos a los terceros pisos, a las velas en altar, al plato cuya arepa y queso no alcanza el alumbrado. La calle no la bajan bolsas, el cardo ruso posmoderno, ni la yegua de la aguamasa; solo tres personajes, un pie doblado, y una albura fugaz en la noche. Cuando de un camión que traspasó la frontera salen tres peludos y apuntan, alargan revólveres a la muchachada que saca los suyos y casi a quemarropa se entienden los guapos, la explosión dirime, los objetivos cuelgan de las ventanillas como trapos escurridos; yo bailo el tambor y detengo el coche con todo y muñecos encima, el ganado escalando la falda, prendiéndose de los barandales aceitosos: la hospitalidad les cierra abrigo: tienen una loma eterna al precipicio forestal; los detenemos, desbandada de cabros, pulgas sintiendo veneno, escopetazo a la mata pesada, y cogemos a ...

Albores

Alejandro Zapata Espinosa, mayo 2 de 2024 Levantado con los truenos que se acobardan y huyen a zonas de quietud poblada por micos y caracolís, me antojo del abuelo y sus botas, del filo de su machete en el dedo gordo, de su botón libre en el pecho y, llevándole la pala, despidiendo de beso a la abuela y aplazando el sartén de arepas incandescente, enrumbados hacia las piedras, los pantanos ahogando hojas secas de caña, los terrones que simpatizó el llover con el arroyo. En el potrero, los pasteles de boñiga, los tanques ahuecando el verde, las garzas adelantándose al pastoreo y a los ganados y al sol que se pronuncia como un enigma entre la abertura que amplió el volcán. A Salvador lo respondemos con un movimiento asfixiado; procedemos a echar las aguas, a sacar las hojas y a tirarlas al fluir sedoso, a retener las menudencias de la selva, traídas desde el motín de las estrellas indias, del goteo que los dioses preparan y retribuyen para que los nuestros enjabonen sus brazos y las hemb...

«Pinos silentes...»

La senda del haiku , 2024 Pinos silentes. Cuánto han cambiado desde el año anterior. ___ La senda del haiku ,  « V Reto de versos perdidos » , Sevilla, España, noviembre 6 de 2024

Fin de tregua

Juan Carlos Jurado Reyna, 2023 El Pedregal, octubre 4 de 2024   Cancelaron las Jornadas. Encontraron el cuerpo del profesor, en el cerro, con heridas de arma cortopunzante. La tarima está sin músicos ni brazos; solo las tienditas con los aceites requemados, las ropas y los salpicones asentándose en las cocas dan una idea de lo que pudo haber sido la fiesta del viernes. Unos cuantos terminan clase y van a comprar: se niegan a perder todo. La última vez que nuestro asesor lo vio fue en la cafetería, o en los pasillos, y de resto no supo nada más. Leonardo subió un video informando la aparición del cuerpo sin vida; y la compañera, así como los periodistas que indican cómo activar la ruta de búsqueda, dice que nos cuidemos: a un amigo de su familia lo botaron en San Félix. «Estamos indefensos ante estas cosas», Strachey, y cuán poco sabemos del tiro o el navajazo que nos irá a interrumpir. Y no hay más constante que ella misma, la parca lanzando bombas en nombre del colonialismo de pob...

Nada iguala el odio que nos tenemos

Lovis Corinth, El Sansón ciego , 1912 No es el tiempo lo que destruye esta casa; es el odio; el odio que sostiene las paredes carcomidas por el salitre y las vigas enmohecidas y que cae de pronto sobre las gentes agotándolas. Álvaro Cepeda Samudio:  La casa grande   —Se equivoca: el odio no puede sostener las paredes ni las vigas húmedas, masticables, rompibles con un puño; el odio no forma un empedrado; lo demuele, lo pica, lo tritura, pasándole por encima un buldócer y arañando el material fresco. —¿Vas a negar tan siquiera que el odio sí nos «cae de pronto», sin avisar? Solo cuando sentimos el azote del odio nos marchamos. ¿Niegas que el odio nos joroba, pues cada vez odiamos más, y entre ellos a quienes deberíamos, por motivo de sangre, deberles cariño? —«El odio es más originario que el amor». Antes de Jesús era nuestro ego ultrajado. Tú odias y yo odio lo que nos afecta, y si te propones afectarme, obraré como es debido: te difamaré, te convertiré en el centro de mis int...