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"Sigue lloviendo..."

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A los posibles

Sliman Mansour Cólmalos de abucheos, tírales a la entrada del palacio la puerca ruptura de sus intenciones; que sepan a dónde ha llegado su juego de vinos y trajes copia de hombre, de la tentada atmósfera consular llena de guiños entre reposo y negociación. Lánzales el cardo, ponles un letrero que les delate el disfraz, la angustiada forma que convence al gremio de sátrapas y comerciantes de quinta. Remarca sus desatinos, la gloria con que se empavonan, y límpiate con el trapo que esconden las suciedades que no ha ocultado el hotel ni avisaron las mucamas, pues clara ha de ser la injusticia, porque de otro modo se comerá veneno igual de confiado que tomando leche. No caigas, hermano, en la maniobra, en los propósitos que confiscan el agualluvia y detienen infantes por rocas; combátelos y sé fiel a las hombreras y a los tricornios, a las botas y a las solapas, al latido que no mengua porque pasas la cordillera y te sientes en función de iniciar los confines, semejante a la gloria tucuma

Aro al espejo

Two Figures in a Landscape , Willem de Kooning, 1967 Incorpora el sorbo de la mariposa que atrae alrededores y confisca un dulce palomeo en las cabelleras del agosto mandado a cicatrizar los prodigios de la misiva al cardenal amputado con alfileres que una noche abrieron la luna reflejada en la inmediatez del círculo que optó por una barriga para apropiarse y sacralizar los calderos donde rebota el maullido de los consejeros suma de yerbajos que tienen por función enaltecer los jaeces insinuados por la niñez que con unas cartas supo la línea donde viajan los ídolos que nombre tendrán.   El Pedregal, octubre 6 de 2024 ___ Poemas y relatos de primavera , Ciudad de Mendoza, Argentina: La Retórica Ediciones, octubre de 2024

«Praeco», «Directriz» y «Plato fuerte»

Rafael Margalé Praeco   Sé que habrá conocidos del lado de la muerte que nos anuncien cómo anda ella por su casa *** Directriz   Fin del tiempo de almuerzo. « Puede irse: hoy tendremos jornada institucional en el coliseo » , le avisó su ficha en coordinación. Y enseguida, faltando diez minutos para las dos: « ¡Devuélvase! Nos cancelaron los periodistas. Clase normal. » « Clase normal... » , repitió traicionada. Los pondría a leer un documento en grupos, con posibilidad de salir del salón — para no decepcionarlos de mucho por lo coliseo — ; luego les pediría responder unas preguntas — que prepararía mientras leyesen — y, para finalizar, compartirían los hallazgos en mesa redonda. Así no sentirían las cuatro horas, contando el descanso de cuarenta minutos. La profesora empacó su portátil, su termo, su coca y su cartuchera en el bolso, abriendo espacio a las hojas multiplicadas de los parciales. Se dispuso a almorzar en un santiamén, reposar un ratico y a pasar la nota de los exámenes qu

Pesadilla

Hora de bareteros en el portón del restaurante diocesano, el que lleva sus décadas siendo duración nutricia de colegiales. Prendemos y compartimos el humo, lo mandamos a los terceros pisos, a las velas en altar, al plato cuya arepa y queso no alcanza el alumbrado. La calle no la bajan bolsas, el cardo ruso posmoderno, ni la yegua de la aguamasa; solo tres personajes, un pie doblado, y una albura fugaz en la noche. Cuando de un camión que traspasó la frontera salen tres peludos y apuntan, alargan revólveres a la muchachada que saca los suyos y casi a quemarropa se entienden los guapos, la explosión dirime, los objetivos cuelgan de las ventanillas como trapos escurridos; yo bailo el tambor y detengo el coche con todo y muñecos encima, el ganado escalando la falda, prendiéndose de los barandales aceitosos: la hospitalidad les cierra abrigo: tienen una loma eterna al precipicio forestal; los detenemos, desbandada de cabros, pulgas sintiendo veneno, escopetazo a la mata pesada, y cogemos a

Albores

Alejandro Zapata Espinosa, mayo 2 de 2024 Levantado con los truenos que se acobardan y huyen a zonas de quietud poblada por micos y caracolís, me antojo del abuelo y sus botas, del filo de su machete en el dedo gordo, de su botón libre en el pecho y, llevándole la pala, despidiendo de beso a la abuela y aplazando el sartén de arepas incandescente, enrumbados hacia las piedras, los pantanos ahogando hojas secas de caña, los terrones que simpatizó el llover con el arroyo. En el potrero, los pasteles de boñiga, los tanques ahuecando el verde, las garzas adelantándose al pastoreo y a los ganados y al sol que se pronuncia como un enigma entre la abertura que amplió el volcán. A Salvador lo respondemos con un movimiento asfixiado; procedemos a echar las aguas, a sacar las hojas y a tirarlas al fluir sedoso, a retener las menudencias de la selva, traídas desde el motín de las estrellas indias, del goteo que los dioses preparan y retribuyen para que los nuestros enjabonen sus brazos y las hemb

"Pinos silentes..."

La senda del haiku , 2024 Pinos silentes. Cuánto han cambiado desde el año anterior. ___ La senda del haiku , "V Reto de versos perdidos", Sevilla, España, noviembre 6 de 2024

Fin de tregua

Juan Carlos Jurado Reyna, 2023 El Pedregal, octubre 4 de 2024   Cancelaron las Jornadas. Encontraron el cuerpo del profesor, en el cerro, con heridas de arma cortopunzante. La tarima está sin músicos ni brazos; solo las tienditas con los aceites requemados, las ropas y los salpicones asentándose en las cocas dan una idea de lo que pudo haber sido la fiesta del viernes. Unos cuantos terminan clase y van a comprar: se niegan a perder todo. La última vez que nuestro asesor lo vio fue en la cafetería, o en los pasillos, y de resto no supo nada más. Leonardo subió un video informando la aparición del cuerpo sin vida; y la compañera, así como los periodistas que indican cómo activar la ruta de búsqueda, dice que nos cuidemos: a un amigo de su familia lo botaron en San Félix. «Estamos indefensos ante estas cosas», Strachey, y cuán poco sabemos del tiro o el navajazo que nos irá a interrumpir. Y no hay más constante que ella misma, la parca lanzando bombas en nombre del colonialismo de poblaci

Nada iguala el odio que nos tenemos

Lovis Corinth, El Sansón ciego , 1912 No es el tiempo lo que destruye esta casa; es el odio; el odio que sostiene las paredes carcomidas por el salitre y las vigas enmohecidas y que cae de pronto sobre las gentes agotándolas. Álvaro Cepeda Samudio:  La casa grande   —Se equivoca: el odio no puede sostener las paredes ni las vigas húmedas, masticables, rompibles con un puño; el odio no forma un empedrado; lo demuele, lo pica, lo tritura, pasándole por encima un buldócer y arañando el material fresco. —¿Vas a negar tan siquiera que el odio sí nos «cae de pronto», sin avisar? Solo cuando sentimos el azote del odio nos marchamos. ¿Niegas que el odio nos joroba, pues cada vez odiamos más, y entre ellos a quienes deberíamos, por motivo de sangre, deberles cariño? —«El odio es más originario que el amor». Antes de Jesús era nuestro ego ultrajado. Tú odias y yo odio lo que nos afecta, y si te propones afectarme, obraré como es debido: te difamaré, te convertiré en el centro de mis intenciones

«Discurre un adiós», «Paramnesias reduplicativas y desconciertos (II)», «Glosa al infundo», «Apariencia»

Alexis Peña   Discurre un adiós   El libro que lleves en tu maleta, forzado a cargar termos y uniformes y no fotocopias, te dirá: « Hombres han pasado: el gavilán de plaza, el riquito y este, el de los luengos caminos, no es la excepción a la suma que te viste forzada a vivir » . Y porque no lo elegiste y te colma las auroras, has de comprimir ese libro entre los trastos, las mercancías del negocio cuya dueña te quiere, el viento que vas a respirar como si probaras un elixir a gotas, viento que se irá desapareciendo con tu memoria de lo que algún día fue necesario y hoy es tiesto caduco. La tozudez, por momentos, te conduce a una esquina por la que en algún tiempo de romería se traspasaron las sustancias del compromiso; y la devoción se les juntó en las glándulas y probaron el bocado de la carencia justo cuando más completos se encontraban. Ese sabor está ausente y lo supiste leyendo las marañas del querer en importunas ecuaci

Sueño (IV)

Perro semihundido , Francisco de Goya, 1819 Bajo de donde la tía y, en las escalas al primer piso de Javier, un pichoncito, al que le caía un chorro, llora bañado en sangre. Se acerca Daniel, Nora y Caro; Daniel propone acabarle el sufrimiento partiéndole la cabeza. Busco en el parqueadero piedras que le vayan a separar la cerviz; le extiendo una pero él encuentra con filo y, al querérsela tirar, más por pegarle, sin punto fijo, le toco el lomo y es Muñeca. La llamo, las patas no le responden, cae al suelo pero se levanta y se lambe: —¡Vamos niña, vamos a tomar agua, vene!   El Pedregal, septiembre 30 de 2024 ___ Bitácora del Pequod , "Metamorfosis", Vol. 1, octubre de 2024

Congregados y asistencias

Martha Galarza Chacón Los compañeros de Belén en mesa cuadrangular, oyendo al tallerista en el medio posicionarse sobre la Nobel y los míseros autores nacionales, o sobre los que él conoce y, por arte de magia, que solo es arte de tragos y festivos, merecen la pena leer, anotar y difundir en cuanto espacio tengan disponible: el grupo del taller, la disidencia de este, el canal del profesor o en el que junta a veinticuatro desconocidos y mandan, entre otras cosas: lecturas de san Pablo a los gálatas, “Alégrate, estéril, la que no dabas a luz, rompe a gritar de júbilo, la que no tenías dolores de parto, porque serán muchos los hijos de la abandonada; más de los de la que tiene marido”; frases de san Francisco de Asís y de Swami Satchidananda; poemas que solo verán la publicación en estos bodrios; llamadas grupales que nadie responde, y que a veces aparecen justo cuando se está de afán, se quiere abrir una aplicación o anotar en la agenda; cambios de foto de perfil: de una portada de un l

"Aguas en calma..."

Aguas en calma. La estela de los botes se desvanece. El Pedregal, octubre 6 de 2024 ___ La senda del haiku , "LIV Reto de haiku",  Sevilla, España, octubre 6 de 2024.

"Noche estrellada..."

onexchoice, 2022 Noche estrellada. Toda la inmensidad cae en los pinos. El Pedregal, octubre 9 de 2024 ___ La senda del haiku , "XV Reto de kigo", Sevilla, España, octubre 14 de 2024.

IV Encuentro Internacional de Poesía de Xochimilco en Trajinera

Volante promocional Presentación

Cinco poemas

María de la Luz Carrillo Romero Recibe estos huéspedes: son familia de las promesas que ayudarás a cumplir. Habitaban el recodo del búcaro donde nos tienen esperando la nueva del mensajero que no logró ponerse la boca. Desde entonces, ellos hilan la posible llegada que aguardamos comerciando los toques de la memoria y tú eres lo único que tenía para cambiar por un asiento que no tape el próximo retorno. Trátalos como me enseñaste y diles en qué lugar de la plaza se estaciona la sombra para yo, desde allí, preguntarles qué se siente.   El Pedregal, julio 30 de 2024   ***   Flotantes nabos operaciones tejiendo la senda el contorno que bebe prontitud la baja andanza el limonero: la ingente lustre su relación con el sesteo ebrio de los puros y las agujas chuecas que los tiñen...   El Pedregal, 1° de agosto de 2024   ***   Soplo enmielado en caja de violines: despertar de rosas que hagan a su modo una actuante preparación d